domingo, 10 de abril de 2016

MAPAS Y CARTAS NÁUTICAS






La carta náutica es el resultado de un proceso que comienza con unos apuntes de la costa divisada desde la cubierta de un barco y finaliza con la impresión de una imagen terminada y comprensible por el consultor. Los tres estados de una carta náutica son: el borrador o levantamiento científico levantado por el cartógrafo; la plancha de cobre, en la que se graba el mapa una vez dibujado por completo y, por último, la estampa del mapa de tinta sobre papel para ser utilizado en hoja suelta o bien, para ser incluido en la publicación de un atlas.
Así pues, se partía de un borrador previo levantado por un cartógrafo. Después, se hacía el dibujo en lápiz o tinta tallando trazos en profundidad con instrumentos punzantes sobre una lámina metálica pulida, principalmente de cobre -esto fue hasta el siglo XIX-. Por último, se introducía tinta en los surcos, se limpiaba el resto de la superficie y se colocaba la lámina en una prensa especial de rodillos, denominada tórculo. En este momento, el papel humedecido absorbía la tinta de los surcos y reproducía la imagen de la lámina. Este proceso de grabado en metal era, además de complejo, muy costoso por el alto precio del cobre de las planchas, lo que hacía que las tiradas fueran limitadas.
Del conocimiento práctico de las costas próximas, recorridas puerto a puerto, se pasó a la conquista del mar abierto y sobre sus aguas se trazaron caminos que fueron utilizados para acercar mundos y unir civilizaciones. Este universo en expansión pronto necesitó una representación gráfica de las rutas que otorgara el dominio y el poder sobre los mares. Sería impensable en palabras de José María Moreno Martín- un mundo sin mapas puesto que proporcionaban una prueba tangible y auténtica de dominio y poder”. A lo largo de la Historia, la propiedad del mapa daba fe de la “posesión del espacio que representaba y el cartógrafo, a las órdenes de quienes gobernaban, les otorgaba el poder a éstos a través de un código de signos y normas sobre el papel que, a fuerza de repetirse se convirtieron en comunes, universales y, consecuentemente, aceptados por la totalidad de las naciones”.
Nota.- En la imagen que ilustra esta página, grabado del siglo XVIII, representando el trabajo en una antigua imprenta.

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